Cómo hacer o no hacer carrera en la Universidad



















Vamos a rememorar aquí dos artículos publicados en el diario "El País" a principios de 1982 y que llevaban por título "Ni vitalicios ni permanentes" (Lourdes Ortiz, 1 de abril) y "Proposición sobre no numerarios" (Fernando Sabater, 11 de marzo). 

Pero antes recordaremos algunos de los discursos pedagógicos más progresistas de aquella época. Estaban muy vivas las utopías pedagógicas de Paulo Freire, Barbiana, Freinet, Summerhill, Makarenko..., cuya lectura provocaba la sensación de que la educación, lejos de limitarse a reproducir los esquemas de la sociedad y su ideología dominante, podía y debía transformarla, mejorándola; y así, muchos de los jóvenes profesores y profesoras de aquel entonces, convencidos de que los sueños y la esperanza son indispensables para la existencia, participaron en movimientos de renovación pedagógica y en experiencias asamblearias, autogestionarias y democráticas en las aulas, que les llevaron por los derroteros de la acción y del compromiso. 

Pues bien, ¿qué pedíamos los PNNs de entonces? 

Según Lourdes Ortiz, queríamos una Universidad diferente, con un número reducido de alumnos por aula y con un control riguroso de la docencia. 

Reivindicábamos que el ''profesor sólo sería tal en la medida en que supiera atraer el interés del alumno, dispuesto siempre a no dormirse, a estudiar, a renovarse, a investigar". 

Luchábamos por "una Universidad donde se exigiera trabajar, pensar, escribir e investigar, pero donde se diera también la posibilidad de renunciar a hacer carrera y conformarse con ser simplemente profesores". 

Queríamos acabar con la estructura jerárquica de la Universidad, con la carrera académica, que exige el remonte, la escalada, la trepa y caminar en dirección ascendente, puesto que creíamos, al modo machadiano, que es mejor construir sendas y hacer camino al andar. 

Como decía por otra parte Fernando Sabater, los PPNs "detestábamos la Universidad jerárquica, las cátedras vitalicias, las oposiciones amañadas y humillantes. Odiábamos a las funcionarios, y odiábamos la obligación implícita de convertirnos en burócratas estatales". 

Los PNNs de entonces reivindicábamos una concepción distinta de la Universidad y concebíamos a las profesoras y profesores como seres humanos que tienen que demostrar día a día, en el aula, en el laboratorio, en el seminario, y no ante unos tribunales “debida y oportunamente constituidos”, su capacidad para comunicar, para motivar, para transmitir, para aprender, para enseñar… 

Leyendo la prensa de los años setenta y de los primeros ochenta del siglo XX, nos encontramos de forma insistente con diferentes formulaciones de la misma reivindicación que acabamos de evocar; una especie de eterna asignatura pendiente de nuestra Universidad... !!!


[Texto tomado de José Emilio Palomero y María Rosario Fernández (1999). Enseñando y aprendiendo en la Universidad. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 2 (1), pp. 131-132].

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