Publica la prensa de hoy, 6 de abril de 2011, una referencia sobre las investigaciones de Fadel Zeidan, quien ha demostrado con imágenes obtenidas mediante resonancia magnética que la meditación produce potentes efectos analgésicos en el cerebro. Según explica Zeidan, la meditación genera alrededor de un 40% de reducción en la intensidad del dolor y un 57% de reducción del malestar asociado, superando incluso el efecto de la morfina u otros fármacos analgésicos, que suelen reducir el dolor en tasas de aproximadamente el 25%.
Por otra parte, el lector o lectora puede acceder, pulsando sobre estas líneas, al sitio original donde se halla alojado un artículo de Michael Bond (Mind gym: Puting meditation to the test), publicado recientemente en la revista New Scientist, de la que Bond es consultor.
Comienza Michael Bond destacando que los místicos nos dicen que la meditación transforma la mente y alivia el alma, para preguntarse a continuación sobre qué tiene que decir la ciencia al respecto.
Señala que muchas personas ven la meditación como una forma exótica de soñar despierto, pero que su consejo es que la prueben. La meditación es difícil, al menos en los inicios, pero vale la pena persistir, pues como dice el monje budista Matthieu Ricard, "La capacitación nos permite transformar la mente, para superar emociones destructivas y disipar el sufrimiento. Lo que se necesita es entusiasmo y perseverancia."
Efectos beneficiosos de la meditación: Lo que dicen los científicos
En la última década, los investigadores han utilizado la resonancia magnética para examinar los cerebros de meditadores experimentados como Ricard, comparándolos con los de meditadores novatos, probando los efectos de diferentes técnicas de meditación sobre la cognición, sobre el comportamiento, sobre la salud física y emocional y sobre la plasticidad cerebral.
Clifford Saron y su equipo de neurocientíficos y psicólogos de la Universidad de California; Katherine MacLean, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore; Antoine Lutz, de la Universidad de Wisconsin-Madison; o Heleen Slagter, de la Universidad de Amsterdam, han demostrado con sus investigaciones que la meditación mejora la atención y la concentración. Katherine MacLean y otros investigadores creen que el entrenamiento en la meditación mejora los procesos cognitivos implicados en las tareas básicas de la percepción. Amishi Jha, de la Universidad de Miami, ha establecido recientemente un vínculo entre la meditación y la memoria de trabajo, tan necesaria para el razonamiento a corto plazo.
Por otra parte, junto a la mejora del rendimiento cognitivo, la meditación parece tener también un efecto positivo sobre el bienestar emocional. Un reciente estudio de los investigadores del proyecto Shamatha llega a la conclusión de que la meditación provoca una mejora general de los procesos sociales y emocionales: Los participantes en el estudio de investigación estaban menos ansiosos y eran más conscientes y más capaces en el manejo de sus emociones.
La idea de que mediante la práctica de la meditación las personas se vuelven menos reactivas a nivel emocional se ve reforzada también con las investigaciones del equipo dirigido por Julie Brefczynski-Lewis, de la Universidad de Virginia, que ha demostrado con resonancia magnética que en el caso de los meditadores en acción la amígdala - que desempeña un papel crucial en el procesamiento de las emociones y de los recuerdos emocionales - es mucho menos activa en los meditadores expertos que en los novatos.
Una de las áreas más interesantes en la investigación sobre la meditación hace referencia a si con su práctica se pueden mejorar los sentimientos hacia los demás. Esto surgió en parte porque los estudios con resonancia magnética hechos por Lutz y su equipo demostraron que los circuitos cerebrales vinculados a la empatía y al intercambio de emociones son mucho más activos en la meditadores a largo plazo que en los novatos.
La capacidad de gestionar las emociones también puede ser la clave de por qué la meditación puede mejorar la salud física. Los estudios han demostrado que es efectiva para los trastornos alimenticios, para el abuso de sustancias, para la psoriasis y, en particular, para la depresión recurrente y para el dolor. Recientemente, el psicólogo Fadel Zeidan ha informado que según sus investigaciones se produce una disminución de la sensibilidad al dolor después de tan sólo unas pocas sesiones de meditación. Él cree que la meditación más que eliminar la sensación de dolor, lo que hace es enseñar a los enfermos a controlar su reacción emocional ante el mismo, reduciendo así la respuesta al estrés.
En 2009, la Universidad de Stanford ha abierto un Centro de Investigación, que ya ha promovido un puñado de trabajos, dedicado al estudio de las raíces neurobiológicas de la empatía, de la compasión y del altruismo, financiado por empresarios, por neurocientíficos y por el Dalai Lama. Su objetivo es descubrir cómo un tipo especial de entrenamiento en la meditación puede mejorar el amor altruista por los demás y afectar al cerebro para facilitar el cultivo de la empatía y de los sentimientos de compasión.
La sugerencia de que la gente puede llegar a ser más empática y compasiva a través de la práctica de la meditación ha llevado al psicólogo Paul Ekman y a Wallace Alan, un maestro budista, a lanzar la idea de los "gimnasios mentales", destinados a que la gente aprenda a mejorar su equilibrio emocional, a desarrollar su capacidad de compasión y a medir sus niveles de estrés.
La gran ventaja de la meditación es que cualquier persona puede practicarla en cualquier lugar. No es necesario ser un experto o pasar cinco horas del día meditando para cosechar beneficios. Los meditadores novatos de la investigación de Zeidan ponen en evidencia que se producen mejoras después de meditar durante tan sólo 20 minutos al día durante tres días.
Meditación y formación del profesorado
Finalmente, la sugerencia de que la meditación puede provocar las mejoras que se han señalado, y el hecho de que éstas sean cruciales para la vida, para la salud física, para el aprendizaje, para el razonamiento, para la toma de decisiones, para el desarrollo sociopersonal y para el manejo de nuestras emociones, nos genera un par de preguntas que parecen importantes:
- ¿Qué estamos haciendo a este nivel en nuestras escuelas y centros de enseñanza?
- ¿Qué presencia tiene todo esto en los planes de estudio para la formación del profesorado?
1 comentarios:
Me parece muy interesante la reflexión. Apuesto por introducir en la formación de profesores técnicas que ayuden en la práctica docente y que puedan trasladarlas a los alumnos para su bienestar general.
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