Editorial del número 58 (21,1) Abril de 2007
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La educación y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: una mirada crítica
Estamos ante una nueva etapa de la historia de la humanidad, la de la globalización, en la que juegan un papel preponderante las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC): informática, ofimática, multimedia, telemática, Internet, interfaces, satélites, telefonía móvil, videoconferencia, televisión digital, GPS, comercio electrónico, prensa digital… Así, lo que se ha venido llamando Sociedad Interconectada, Sociedad de la Información, Sociedad de la Comunicación y que ahora más bien recibe el nombre de Sociedad del Conocimiento, puede ofrecer a los ciudadanos servicios más ágiles y eficaces a la vez que nuevas oportunidades: e-Administración, e-Sanidad, e-Educación, e-Banca, e-Ocio, teletrabajo, comercio electrónico…
Sin lugar a dudas, la presencia de las TIC en cualquier actividad humana (administración, economía, política, sanidad, arte, educación, investigación, medios de comunicación, tiempo libre…), es un hecho imparable, incontrovertible e impactante, y su utilización está provocando cambios y mejoras en el conjunto de la sociedad y, consecuentemente, en la calidad de vida de los ciudadanos. Por ello sería absurdo rechazarlas: no en vano, la tecnofobia es fruto del fundamentalismo ideológico o de un discurso emocional basado en la irracionalidad, la ignorancia y el miedo.
En el caso concreto de la educación, las TIC son un potente instrumento al servicio de la docencia, cuya presencia se deja ver en numerosas fórmulas y herramientas pedagógicas, tanto en lo relativo a los equipos y medios de comunicación: computadoras, tablet-PC, PC de bolsillo, PDAs, teléfonos móviles, localizadores y navegadores GPS, pizarra digital interactiva, discos duros portátiles, dispositivos Blu-Ray, aulas TIC, ADSL, wi-fi, videoproyectores, videopresentadores, equipos devideoconferencia, web-cam, cámaras fotográficas digitales; como en lo relativo a los programas y soluciones para los usuarios: navegadores web, campus virtuales, entornos digitales de aprendizaje, web docentes, correo electrónico, foros, chats, weblogs, wikis, entornos de gestión del conocimiento y de trabajo cooperativo en red, aplicaciones informáticas para todo tipo de funciones, producciones digitales educativas, enciclopedias digitales, diccionarios digitales, entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje, y un sinfín de recursos que aparecen de día en día y que van cubriendo las nuevas necesidades y expectativas de esta gran revolución tecnológica en la que estamos inmersos.
Situados en este escenario, no nos cabe la menor duda de que, en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el uso de las TIC puede contribuir a llevar a buen puerto el cambio de paradigma en la didáctica universitaria, cuestión esta última de la que nos hemos ocupado con frecuencia en otros números de la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, incluido el anterior al presente, que dedicamos en su totalidad a la nueva metodología educativa de la convergencia.
Por otra parte, estamos firmemente convencidos de que en esta nueva era de la globalización, el conocimiento es una prioridad esencial e irreemplazable, porque de él depende la igualdad social. En este sentido, como ejemplo destacado de impacto social positivo de las TIC cabe citar el conjunto de soluciones tecnológicas que permiten el acceso al trabajo, a la educación, a la comunicación…, a personas con diferentes tipos de discapacidad. No obstante, en esta sociedad de la información, a la clásica división entre explotadores y explotados se está superponiendo una nueva línea de segregación: la de los incluidos y excluidos del conocimiento.
En este sentido, junto a sus bondades, las TIC tienen también un conjunto de efectos secundarios que pueden resultar especialmente dañinos para el sistema social, en tanto que poderoso instrumento de segmentación, capaz de incrementar las desigualdades económicas, sociales y culturales entre los sectores que se están beneficiando del desarrollo tecnológico y las capas de población excluidas del mismo.
De ahí, en consecuencia, la necesidad de planificar políticas económicas, sociales y educativas que conviertan las dificultades en posibilidades, que cierren brechas y acorten distancias, que abran las puertas de la sociedad de la información a todos los ciudadanos de la aldea global. La realidad, sin embargo, es que nuestro mundo está rabiosamente marcado por los intereses de la economía y del mercado, que han puesto las TIC al servicio de la globalización neoliberal.
Por ello no debe extrañarnos que el discurso dominante entre especuladores y gobernantes, secundado por los medios de comunicación social, esté centrado en destacar de forma entusiasta e interesada las ventajas y bondades políticas y económicas de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sin dejar apenas un hueco para la discrepancia y el análisis crítico.
Tal entusiasmo es, por otra parte, el mismo que impregna la mayor parte de los discursos pedagógicos actuales, un posicionamiento del que discrepa abiertamente esta revista. Bien es verdad que creemos en las bondades pedagógicas de las TIC, en su enorme valor en tanto que herramienta de aprendizaje y enseñanza, como dejamos bien claro en los diferentes artículos que conforman la monografía que se publica en el presente volumen; pero al mismo tiempo, las TIC nos despiertan numerosas dudas que nos obligan a situarnos en una posición crítica. Y así, cabe que formulemos, entre otras, las siguientes preguntas:
¿Están las TIC al alcance de todos los habitantes de nuestro planeta?, ¿o no serán, más bien, una realidad a la que tan sólo tienen acceso quienes pueden comprarlas y disponen de suficientes conocimientos para su uso y disfrute? En consecuencia: ¿no se estarán convirtiendo las TIC en un factor de desigualdad social a escala mundial?, ¿no estarán provocando una enorme brecha cultural entre quienes tienen y no tienen acceso a las mismas? Y, en este sentido: ¿qué papel deberían desempeñar las TIC en orden a promover la democracia participativa, la justicia social y la convergencia solidaria, frente al pensamiento único y la globalización neoliberal?
Por otra parte: ¿por qué son tan escasas las investigaciones sobre las distancias sociales, económicas, políticas y culturales que están provocando las TIC? Y aún más: ¿no tendrán un sesgo reduccionista las investigaciones sobre el impacto de las TIC en la educación? O dicho de otra forma: ¿no estarán tales investigaciones demasiado centradas en la exploración del potencial de las TIC en relación con los procesos individuales de aprendizaje, como el desarrollo de habilidades cognitivas, el almacenamiento y procesamiento de la información, el incremento de la motivación…?
En línea con lo anterior: ¿qué papel están jugando las TIC en la transmisión de ideologías y valores, en la educación para la convivencia y para la paz, o en la formación política de la ciudadanía… ? Por otro lado: ¿por qué no se incluye en el discurso pedagógico sobre las TIC una reflexión sobre su contribución al incremento de las desigualdades? Y finalmente: ¿qué hacer para compensar las consecuencias educativas, culturales, económicas, laborales…, que se derivan de la desigualdad de oportunidades en el acceso a los recursos tecnológicos más avanzados?
Dejamos al lector la tarea de desentrañar críticamente los interrogantes que acabamos de enunciar; y también con la lectura de los diferentes trabajos que se publican en la presente monografía, dedicada toda ella a analizar las características, usos y beneficios de las nuevas tecnologías en el mundo de la educación y, en particular, en el ámbito universitario.
Concluimos destacando que la hegemonía de las TIC exige que profesores y estudiantes aprendan a utilizar los nuevos lenguajes y tecnologías de la información y de la comunicación; y a buscar, seleccionar, elaborar y difundir información y conocimiento a través de este nuevo medio. Y también resaltando que, aunque el Espacio Europeo de Educación Superior apunte hacia la citada meta, la realidad es que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no conducen necesariamente a un cambio de valores, ni garantizan nada por sí mismas. Es más, pueden dar lugar a resultados diametralmente opuestos: bien afianzar un sistema educativo reproductivo y tradicionalista, o bien convertirse en una herramienta eficaz para provocar el salto hacia un aprendizaje creador y socialmente productivo.
Consideramos, finalmente, que la opción del EEES por el modelo de las competencias, impregnado de neoliberalismo, parece encajar mejor con los intereses de la economía y del mercado que con la globalización solidaria, única fórmula capaz de acabar con esa nueva y radical “brecha digital” entre los incluidos y los excluidos de la sociedad de la información y del conocimiento.
En este sentido, quienes hacemos la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado estamos profundamente convencidos de que acortar la citada brecha debe ser uno de los compromisos prioritarios e inexcusables del mundo universitario con el conjunto de la sociedad.
El Consejo de Redacción
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2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo, es un hecho imparable. Lo único que no sé es si resulta útil. Yo doy clases en un ciclo formativo de grado medio y la verdad es que las tic, en manos de nuestros alumnos adolescentes, son todo menos productivas.
Es un compromiso estudiar en línea, conlleva una constante actualización y capacitación de estudiantes, profesores, técnicos, programadores, científicos y todo aquel involucrado en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para el empleo eficiente de estas nuevas tecnologías y su aplicación combinada con los métodos tradicionales. Por ejemplo, yo estudio en línea en la UTEL y es una educación más dinámica y analítica.
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