Este divulgador científico y director de Redes para la Ciencia reconoce que lo maravilloso de los seres humanos es que “estamos programados para ser únicos” y no podemos cambiar el mundo pero “podemos cambiar el cerebro de la gente”. También definió a los educadores como “los manipuladores (en el buen sentido) de la sociedad, del conocimiento”, pero también fija un plazo a la posibilidad de influir en la estructura cerebral, los seis años y advirtió “lo que no hayáis hecho antes de los seis años es tiempo perdido”. Punset valora como fundamental “educar generando un alto nivel de autoestima” e invitó a “derrochar afecto” hacia los niños antes de que cumplan los seis años para que tengan ganas después de “profundizar en el afecto de los demás”. Con estas dos premisas, incentivar la autoestima y derrochar afecto, “te salvas; sin ellas, te hundes”, reiteró.
Modelo obsoleto
“Estamos perdiendo la mitad de nuestros alumnos, porque están desmotivados y el colegio nada tiene que ver con el mundo real”, reveló Curtis W. Johnson, socio director de Education Evolving, un equipo norteamericano que se dedica a analizar la política educativa y rediseño escolar. A lo largo de su ponencia “Crisis del modelo educativo: innovación disruptiva en las aulas” precisó que la escuela, como industria, está envuelta en política, tiene pocos recursos, pero el principal problema reside en que “el modelo operativo ya no está alineado con el siglo XXI” y, a su juicio, “es casi imposible conseguir conocimientos tal y como está dispuestas las aulas hoy día”. También, indicó que los alumnos “saben que todo lo pueden buscar y encontrar en Google” y se mostró partidario de un sistema educativo dotado de “una personalización radical”, porque el modelo actual no es muy flexible. Presidente de Citistates Group, Johnson advierte que hemos entrado en la fase 3.0 de aprendizaje electrónico, que se traduce en las grandes posibilidades de aprendizaje y que la electrónica es una escuela real: “los niños aprenden todo lo que creen que es importante para ellos en la red, podemos negarlo o aceptar el cambio, pero no podemos permitirnos el lujo de perder a la mitad de los alumnos”.
Arquitectos de la educación
En su intervención, Gareth Mills, especializado en la innovación curricular y el rediseño del aprendizaje, señaló que las raíces del aprendizaje serán siempre las mismas aunque las tecnologías cambien y precisó: “los profesores son diseñadores del aprendizaje, arquitectos de la educación” y “tenemos que conseguir que los jóvenes crean que pueden cambiar la sociedad”. El director asociado de Futurelab, un foro de reflexión e investigación educativa del Reino Unido, constata que las tecnologías cambian y seguirán evolucionando, pero “las raíces del aprendizaje serán siempre las mismas”. El pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación, la innovación, es espíritu emprendedor, la inteligencia emocional, la capacidad colaborativa, el amor y los valores, la confianza y la integridad configuran esas raíces en las que se basa el aprendizaje en la escuela y que, a veces, los profesores se olvidan de planificar o no les dedican el tiempo necesario. “Podemos cambiar nuestra vida y también cambiar la vida de nuestra comunidad, luego todos juntos podemos cambiar el mundo”, manifestó.
Creatividad
Desde California, intervino por videoconferencia Ken Robinson, experto en educación creativa y cultural, para afirmar que el sistema educativo no ha cambiado “aunque se diseñó para satisfacer las necesidades de hace dos siglos” y que el mayor reto al que nos enfrentamos es, a su juicio, que “no sabemos cómo va a ser el mundo dentro de cinco años, pero debemos educar a los niños hoy”. También, anticipó que en un futuro los ordenadores podrán aprender y reescribir su sistema operativo en base a su experiencia y que “a finales del siglo XXI se podrán fusionar los ordenadores con la conciencia humana, con las dudas y consecuencias éticas que ello conllevará”. Asimismo, precisó que cuando nacemos somos sumamente creativos, pues es algo “intrínseco al ser humano y en cambio el sistema impide el desarrollo de la capacidad creativa de los niños” y añadió que muchas personas pasan por la escuela y no saben cuál es su talento, pero “necesitamos esa creatividad”.
Nuevos emprendedores
“La educación probablemente no exista dentro de 20 años”, anticipó Carlos Barrabés, presidente de Barrabés Internet, quien además puntualizó que “el mundo hoy es muy complejo y no es para todos. La nueva manera de aprender no es recibiendo, sino interactuando. Lo más importante es tener capacidad emprendedora, no para montar una empresa, sino para dirigir tu vida”. Este consultor asegura que el modelo hoy no es Peter Pan, sino Bob Esponja, “un tipo que hace hamburguesas, que trabaja como un loco y que tiene un jefe que es idiota”. En esta línea, pronosticó que en ese mundo hostil el nuevo emprendedor “va a ser mujer”, porque todas las mujeres del mundo tienen sueños y constituyen “el cambio que puede hacer mejorar la educación”.
“Aprendizaje social y emocional para una educación distinta” era el tema de la conferencia de Punset, en la que aseguraba que el problema de los jóvenes no es que esa multiplicidad de plataformas debilite su atención o su capacidad de concentración, “lo que ocurre es que les interesan otras cosas diferentes de las que nos interesan a nosotros”, por lo que considera urgente que aprendamos a gestionar “la diversidad impresionante de este mundo globalizado” y, al mismo tiempo, aprender a gestionar lo que tienen de común esos individuos tan dispersos y dispares, “las emociones”.
Nativos digitales
“Tenemos que motivar a nuestros alumnos a través de lo que les apasiona, no con disciplina”, manifestó Marc Prensky, creador del concepto nativo digital y CEO de Games2train, y matizó: “los alumnos necesitan una educación que les permita desarrollar sus pasiones e intereses, que les permita ser ellos mismos, no a través de la disciplina”. En su conferencia precisó que la educación actual se basa en lo que los adultos creen que es mejor para los niños, “pero no pensamos ni les preguntamos por lo que ellos quieren”. Según este experto, el sistema educativo actual está planteado como una pirámide, de arriba hacia abajo, pero es preciso cambiar este método propio del siglo XIX por un modelo asociativo: “alumnos y profesores tenemos que establecer alianzas, escucharnos unos a otros”. Para Prensky, nuestros alumnos ya han transformado su educación porque pueden aprender solos gracias a Internet, y “todo lo que necesita un niño para aprender, cualquier cosa está ahí en la web”. Además, puntualizó que cuando los niños entran en el colegio tienen que apagar todos sus dispositivos, “incluido su cerebro”, porque la parte no motivada es el centro escolar, mientras que los que les motiva está fuera de las aulas, en Internet, “hacen cosas más potentes fuera del colegio que dentro”, por ese motivo, “debemos darnos cuenta de que el mundo de nuestros hijos ha cambiado y evoluciona cada vez más deprisa, de forma exponencial y tenemos que adaptarnos a estos cambios y establecer alianzas con ellos, aprender a escucharles, porque el cambio no nos va a matar”. Para concluir expresó como recomendación: cambiar el modelo educativo actual por un aprendizaje basado en la pasión, en lo que les apasiona a los niños, no en la disciplina externa.
Desmotivación profesional
Durante su intervención, el experto en liderazgo Richard Gerver señaló que “el gran desafío de la educación es que ha de centrarse en la calidad del itinerario y dejar de obsesionarse con los resultados” y añadió que políticos y legisladores deberían dejar de presionar a quienes conforman el sistema educativo para que consigan estos resultados. Gerver, director de Happy Secrets y fundador del IC-ED, considera que, además, que el sistema no funciona “porque los profesores están desmotivados y no sienten la suficiente pasión por su trabajo” e instó a los maestros a que recuperen esa pasión. En su opinión, “los mejores profesores del mundo son los que piensan que no lo están haciendo demasiado bien”, los que no están del todo satisfechos con su trabajo. Para Gerver, el papel de los maestros es preparar a los alumnos para el futuro, para que descubran su talento y hacerlo con entusiasmo. “Si seguimos educando a nuestros hijos como nos educaron a nosotros nunca van a encontrar la solución a los problemas globales, porque el mundo ha cambiado muchísimo y ahora nuestros hijos aprenden mucho más por sí mismos, en las redes sociales, con otros compañeros, antes que en el aula”, concluyó.
Redes sociales
En la mesa de debate participaron Icaro Moyano, director de Comunicación de Tuenti, y Fernando Rodríguez, director general de Operación Éxito, para profundizar en las aportaciones que las redes sociales pueden hacer al sistema educativo. Moyano reveló que muchos profesores le comentan que han perdido el respeto de los alumnos, porque “los niños llegan resabiados a clase” y este experto les recomienda acercarse a los estudiantes a través de las redes sociales y se cuestionó “¿cómo puede estar una entidad educativa en Tuenti?”, contestando: “pues con mucho cuidado” y sugirió promocionar seminarios o determinadas actividades que distinguen a un centro y, sobre todo, encontrando “un tono nuevo de comunicación con los alumnos”. También reconoció que los centros educativos son los que disponen de los mejores contenidos en su sitio web, pero a los alumnos les resulta difícil acceder a ellos y cuando los encuentran descubren con desagrado que no los pueden compartir en redes o marcadores sociales.
Para Fernando Rodríguez, “hoy la tecnología y la educación no se entienden” y señaló que el objetivo de su red social es precisamente conseguir que los estudiantes mejoren su rendimiento académico gracias a tu plataforma. Aludiendo a Eduard Punset, afirmó que en Operación Éxito “combinamos entretenimiento con conocimiento”.
Retos de futuro
En la jornada de clausura de este encuentro, Bernardo Hernández, director de Marketing de Consumo de Google, afirmó: “los pasillos de nuestros colegios son túneles del tiempo, porque cuando los alumnos llegar al centro desconectan del mundo real”. Durante su intervención, especificó que “el niño se forma más fuera que dentro de las aulas y debemos eliminar estos túneles del tiempo” y que, en su opinión, el cambio en la educación llegará desde alguna institución privada que decida arriesgarse, rompa con todo lo anterior y sepa aplicar las nuevas tecnologías, porque así ha sucedido en otras industrias como “la bolsa, las agencias de viaje, los clasificados o los periódicos”.
Para Bernardo Hernández, “estamos ante una revolución tecnológica y los impactos son tremendísimos, sin embargo, a la educación el cambio no acaba de llegar”. Mientras que un 33% de la población mundial está conectada a Internet; se hacen más de dos millones de búsquedas en Google al día; Facebook, Tuenti o Twinter eran impensables hace diez años, porque la tecnología no permitía su existencia”, en definitiva, “hoy día los cambios son vertiginosos y a todos nos cuesta adaptarnos a ellos”.
Pero a pesar de que el cambio está a nuestro alrededor, nos encontramos con que la educación no ha cambiado en 150 años, constató y formuló la pregunta: “¿a qué esperamos?”. A su juicio, la educación no ha cambiado por cinco motivos: “no hay un beneficio económico inmediato, no hay hueco para la innovación, los profesores, quienes tienen la autoridad, muestran resistencia al cambio, los alumnos son más sofisticados que los educadores y la administración lo soluciona todo con invertir más dinero”, concluyó.