A propósito del 15M: La democracia en los nuevos escenarios ciudadanos

Zaragoza, a 9 de mayo de 2011

Corre estos días información en internet sobre el Manifiesto "Democracia real ya" (pulsar aquí para acceder al mismo), promovido por los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes…, que quieren un cambio y un futuro digno, y que convocan a todos, en calidad de ciudadanos (a través de las redes sociales: Facebook, Tuenti, Twitter y Youtube) a salir a la calle el próximo día 15 de Mayo, a las 18 horas, de forma pacífica y sin símbolos políticos excluyentes, para hacer que se escuche una sola voz bajo el lema: Democracia Real YA. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

Se trata de una llamada a la movilización social y política que previsiblemente tendrá una enorme repercusión gracias a la capacidad multiplicadora de las redes sociales y a sus grandes posibilidades en orden a revitalizar la participación ciudadana.

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A este propósito se ofrece aquí un primer comentario sobre la monografía que se publicará en el número 71 (Agosto 2011) de la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado: La educación democrática en los nuevos escenarios ciudadanos.

En este sentido, destacamos algunos párrafos de uno de los artículos que configuran la citada monografía (coordinada por Juan Bautista Martínez Rodríguez, catedrático de la Universidad de Granada), del que son autores Enrique Javier Díez Gutiérrez, Eduardo Fernández Rodríguez y Rocío Anguita Martínez, quienes se preguntan:

¿Qué tipo de construcción de ciudadanía posibilitan las redes sociales?, ¿se convertirán en un elemento facilitador de la información, el debate y la acción comprometida en la defensa de los derechos que conlleva el ejercicio de una ciudadanía participativa?, ¿avanzamos hacia un empoderamiento efectivo de las personas o, acaso, sólo es una fuerte ilusión de poder con altas dosis de banalización del compromiso cívico?

Los autores destacan, en el resumen de su artículo, que si Mayo del 68 representó en Europa la aparición de la juventud como nuevo sujeto político, ahora, las revueltas árabes de comienzos del 2011 es probable que se conviertan en símbolo del nacimiento de otro sujeto político: las redes sociales, para plantearse a continuación si las nuevas formas de comunicación en las redes sociales están sirviendo a los jóvenes para empoderarse y autodefinirse creativamente o sólo para posicionarse en un mundo que gira a más velocidad pero que mantiene inalterables sus ejes de poder.

Para ello analizan, en primer lugar, las nuevas formas de comunicación y relación digitales que implican estas redes sociales, como Facebook, Tuenti o Twitter; y examinan, a continuación, si estas redes sociales facilitan la información, el debate y la acción comprometida en la defensa de los derechos que conlleva el ejercicio de una ciudadanía participativa. Finalmente, valoran el impacto que están teniendo estas redes sociales en las nuevas formas de movilización social y política ¿cibernética? que han surgido entre los jóvenes, con una orientación más descentralizada y flexible que las organizaciones clásicas (partidos políticos o sindicatos), con un nuevo tipo de activistas, con una identificación política más flexible, que conciertan acciones sin pretender homogeneizar ideologías y que mantienen una unión efímera y cambiante a través de redes.

Tras el resumen de su artículo, los autores del mismo comienzan señalando que el desarrollo de internet y las redes sociales ha ido acompañado de un importante cambio social en un amplio abanico de hábitos, actitudes y comportamientos (Castells, 1999), que nos ha llevado a emplear la expresión de Sociedad de la Información y el Conocimiento.

Aunque el uso más habitual de estas redes sociales entre los jóvenes se centra en el contacto y la creación de amistades y la relaciones , así como el entretenimiento y el conocimiento de vidas ajenas: ¿voyeurismo 2.0? (Del Moral, 2005; Caldevilla, 2010; Sánchez y Poveda, 2010; Bringué y Sádaba, 2011), no han sido pocos los que han visto en el surgimiento de este nuevo tipo de sociedad y en las tecnologías que la hacen posible una importante oportunidad para avanzar en la participación y la movilización social (Díez, 2003; De Moraes, 2004) e incluso llegar al auto-gobierno participativo (Frank, 2003), pues estas redes están siendo utilizadas cada vez más para compartir pensamientos, propuestas e incluso para llamar a acciones o movilizaciones.

Su capacidad multiplicadora y la extensa red de relaciones que establecen hace posible que una idea, un comentario, un texto, una convocatoria, una propuesta, pueda ser leída en cientos de puntos del mundo simultáneamente. Unos segundos después, puede haber sido comentada por varios usuarios o usuarias, y a su vez, algún internauta ha podido considerar valioso su contenido, por lo que lo ha enlazado a una de las páginas resortes que hacen que ese mismo texto sea leído, con mayor accesibilidad, por muchas más personas. En resumen, lo que nació de la necesidad de compartir un pensamiento por parte de una persona sólo hace unas horas, habrá sido leído por cientos de miles de personas en la red sólo un tiempo más tarde. Otra persona ha podido querer compartir su opinión al respecto y, a su vez, ha escrito sobre el primer texto en su Facebook, su Twitter o en su Tuenti o en cualquier otra red social, y de repente otra infinidad de jóvenes puede interactuar y complementar la información generando un debate en pocos minutos, obteniendo comentarios y respuestas a sus ideas casi de forma inmediata.

De hecho algunos se preguntan si las redes sociales no estarán cambiando las relaciones entre gobiernos y ciudadanía (Araya Dujisin, 2005), tal como se ha podido ver en el denominado ¿despertar árabe? en el norte de África, donde parece que la actividad de los jóvenes a través de las redes sociales ha tenido un papel destacado.

En los últimos años están proliferando estos discursos alrededor de las potencialidades democratizadoras de las redes sociales (Díez Rodríguez, 2003; Putnam, 2009; Marí, 2010).

El espectro teórico en el que se mueven estos discursos abarca desde la consideración de las redes sociales como complemento de los procedimientos y técnicas utilizadas por la democracia representativa (como la ¿democracia digital?), hasta sus potencialidades para generar nuevas formas de ciudadanía en el camino hacia una nueva democracia directa y participativa de corte horizontal.

El análisis político de los usos y potencialidades de las redes sociales no es la prolongación mecánica de las discusiones clásicas sobre la democracia y la ciudadanía, puesto que hay diferencias sustantivas en los supuestos. Desde la igualdad teórica y la supuesta horizontalidad técnica que se da entre quienes participan en las redes sociales, hasta las propias preguntas sobre el poder que también toman un tono distinto, en tanto que las redes sociales pueden ser vistas bien como una posibilidad de participación y empoderamiento para la ciudadanía o, por otro lado, como fábrica de hegemonía para las instituciones, empresas y gobiernos que controlan la red. Porque de la interactividad propia del medio nace la posibilidad de poder generar desde campañas de ¿marketing virtual? que, por medio de Internet, se extienden como la pólvora, hasta nuevos movimientos de opinión, promover manifestaciones, crear grupos de apoyo a causas concretas o conseguir crear una moda que genere el consumo de un determinado producto (Caldevilla, 2010).

En todo caso, el punto de partida de este análisis político suele ser una cierta idealización sobre las grandes potencialidades de las redes sociales para revitalizar el campo de la participación social y política, dado que Internet está abriendo nuevos espacios de participación, que no hacen desaparecer los clásicos, sino que los complementan (Woolgar, 2004). Como ha sucedido en anteriores oleadas tecnológicas, surgen discursos míticos que anticipan los usos deseables de estas herramientas en el terreno personal y social. Las visiones de Internet anteceden y acompañan a las prácticas, y dado su papel performativo, requieren de una mirada analítica que permita explicitar y problematizar las utopías tecnológicas que prometen (Marí Saez, 2010).

La fe en las bondades y posibilidades de las tecnologías no son nada nuevo en nuestro siglo. Se dice, que uno de los colaboradores de Marconi, el precursor de la comunicación sin hilos, le comentó al inventor una vez logrado el primer éxito: ¿ya podemos hablar con Florida?, a lo que Marconi respondió: ¿pero tenemos algo que decirle a Florida? Por eso, lo que aquí abordamos es, como se pregunta Robert Putnam (2009): ¿qué tipo de aprendizaje y construcción de ciudadanía posibilitan las redes sociales?, ¿avanzamos hacia un empoderamiento efectivo de las personas o, acaso, solo es una fuerte ilusión de poder con altas dosis de banalización del compromiso cívico?

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Referencia completa de este artículo, de que aquí se reflejan algunos párrafos:

Enrique Javier Díez Gutiérrez, Eduardo Fernández Rodríguez y Rocío Anguita Martínez (2011). Hacia una teoría política de la socialización cívica virtual de la adolescencia (Towards a Political Theory of Virtual Civic Socialization of Adolescents). Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 71 (25,2), agosto 2011 (en imprenta).

1 comentarios:

MBAD dijo...

Todas estas me parecen preguntas muy pertinentes, a la par que la reflexión que se propone porque ayuda a no quedarse en la superficie de la situación. Habrás que seguir en la brecha.
José Manuel Mora

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